Todos nos hemos visto en esa situación alguna vez. Conoces a una persona, empiezáis un acercamiento y, poco a poco, vas descubriendo lo bien que te sientes cuando estás con ella, hasta que, de manera completamente natural llega esa pregunta, ¿es ella la persona con la que deseo pasar toda mi vida?
Estar enamorado es hablar de palabras mayores. Aunque la imagen que nos muestra el cine o las novelas de Jane Austen sobre lo que es el amor verdadero suele parecer maravillosa, recuerda que en estas historias, el amor casi siempre se ve envuelto por dificultades que lo rodean y que parecen insuperables hasta el final.
Lo paradójico de todo es que, en estas películas y libros, el amor no existiría sin estas adversidades, puesto que son ellas las que preparan las circunstancias en las que los personajes tienen la oportunidad de demostrar el verdadero valor de su amor. De manera natural, y no solo influidos por el cine, sino también mediante valores familiares, culturales o sociales, son muchas las personas que aún creen fehacientemente que para amar, irremediablemente, también hay que sufrir.
Bien, te voy a demostrar esto es un concepto irreal de lo que es el verdaderamente el sentimiento del amor y que, aunque los sentimientos sí que pueden coincidir con los de estos personajes, en ningún es necesario pasarlo mal para amar siempre.
Dar respuesta a esta cuestión no es tarea sencilla y no ha sido poco lo que se ha discutido acerca de ella. Muchas veces nos dejamos llevar por la interpretación de algunas señales sobre qué es lo que sentimos, pero que simplmente son una descripción subjetiva y parcial de lo que te ocurre, producto de lo que hemos experimentado nosotros mismos o las situaciones que se han dado en otros ámbitos de nuestras vidas.
Recuerda, el amor, como el resto del Universo, es un sentimiento que nace de ti en primer lugar, así que está claro cuál es el camino que hay que seguir para conseguirlo.
4 pistas para saber si estás en plenas condiciones de amar a otra persona
Tanto si nunca has tenido pareja, como si lo dejastéis hace mucho tiempo o, bien no sabes si la que tienes ahora es realmente la idónea para ti, es importante repasar algunos hechos que te ayudarán a definir claramente tu grado de disposición para descubrir lo que es realmente el amor. Quizá estés impaciente por saber si le atraes a una chica o que te interesen algunos truquillos para saber si le gustas a un hombre, sin embargo, antes de llegar a esa parte, primero es importante tener claras algunas cosas.
1. Tú eres lo primero
Si lo que sientes son unas ganas irresistibles de hacer feliz a esa persona y piensas que es amor real, entonces es posible que se trate de amor real.
Pero primero, es importante que sepas exactamente cuál es su concepto de felicidad y qué papel desempeñas tú en su cumplimiento.
Por muy compenetrados que os sintáis, en ningún caso sus intereses van a coincidir al 100 % con los tuyos. No es egoísmo. Es naturaleza. Y contra nuestra madre no sirve de nada oponerse. Si piensas que «lo muy conectados que estáis» es razón suficiente como para poner tus prioridades en segundo plano en pos de las de tu pareja, mucho me temo que no te espera una relación muy larga.
Puedes pensar que tratando de complacer siempre a tu pareja en todos sus deseos y caprichos hará que te vea con mejores ojos y, claro, la sensación de haber superado sus expectativas puede parecer muy reconfortante al principio. Sin embargo, este efecto no suele durar mucho tiempo.
Existe la falsa creencia que solo será amor verdadero cuando la felicidad de la otra persona sea más importante que la nuestra, pero ¿sabes cuál es la realidad? Que esto es completamente falso. El primer error que cometen muchas personas consiste en delegar su propio bienestar a las decisiones que tomen sus parejas. A la larga, esto no solo se convertirá en una gran fuente de conflictos, sino que también resultará cada vez más agotador y debilitante a lo largo de vuestra relación. A nadie le importas más que a ti, así que lo mejor que puedes hacer es tomar las riendas de tu propia vida y ponerte cuanto antes a recorrer tu propio camino, sin que esto signifique dejar de mantener la atención a lo que nos sucede para así aprovechar las oportunidades que nos brinda la vida en cuestiones de amar a otros seres de nuestro planeta.
2. Ya mantienes una relación estable contigo mismo
Aunque puede parecer lógico, mucha gente pasa por alto que para amar a alguien más, resulta requisito indispensable amarse a uno mismo por encima de todas las cosas que existen.
Muchas personas se niegan a amarse más, dado que consideran un grave acto inmoral querese a si mismos más que a otros, pero no olvides de que el amor es un sentimiento puro e infinito, así que no es posible medirlo con ninguna magnitud física.
Tan solo se trata de ser conscientes de que la única manera que disponemos para sentir amor es únicamente proyectando en el mundo real lo mejor de nosotros mismos. Si te consideras un ser inferior o crees que es la obligación de alguien hacerte sentir mejor, lamento decirte que no estás en condiciones de enamorarte de nadie.
El primer paso para sentir un amor sano por los demás pasa por sentir un amor puro y verdadero por uno mismo. Mantener una buena autoestima y mostrar una actitud positiva ante las adversidades de la vida son requisitos indispensables para amarnos a nosotros mismos, siendo este el único camino para amar a cualquier otra persona y, en definitiva, para ser feliz.
3. Sabes que nada es para siempre
Vivir cada día como si fuese el último es útil para ser conscientes de que cualquier cosa, por sólida que parezca, se dará por finalizada en el momento menos pensado.
No hay nada que podamos hacer a este respecto, sino aprender a vivir con ello. Recrearnos en el final solo nos sirve para desarrollar nuestra creativididad de una manera muy negativa, diseñando escenarios que, aunque posibles, casi nunca ofrecen ninguna garantía en cuanto al cuando o el cómo ocurrirá.
Aprender a archivar esto en algún lugar de nuestra mente, y esforzándonos por disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida es un camino rápido y despjado para dejar espacio a nuestra capacidad de amar. No tomarse nada como algo personal y comprender que todos cometemos errores no solo te ayuda a vivir con más paz, sino que también sirve para solidificar y afianzar cualquier relación social y hacerla más duradera.
4. Nadie es imprescindible
Ni siquiera tú. Pero cuando amas de verdad, no te importa dejar ir, puesto que sabes que el amor que sentiste siempre permanecerá contigo.
Como el resto de sentimientos, el amor está en tu interior. No obstante, siempre es posible encontrar personas, animales o cualquier otro recurso del mundo físico que nos dé soporte a la hora de encontralo, pero con la inútil esperanza de que «sea para siempre». La realidad es que, lamentablemente, esto no siempre tiene por qué ser así.
Si no te sientes mal pensando que esa persona en un futuro podrá estar compartiendo su vida con alguien que no eres tú y aceptas plenamente que esto puede pasar y que no será tan terrible te hace estar un paso más cerca de encontrar el amor verdadero.
Practicar el desapego, en lugar de aferrarse a lo material y, sobre todo, ser conscientes de que nadie depende de nadie para sobrevivir son algunas de las claves para descubrir nuestra propia capacidad para amar.
5. Absolutamente nadie te debe nada
Amar es desear felicidad a la otra persona, y ¿qué mejor que ayudarle a ser libre para que lo consiga? No importa si no estáis juntos o si vuestra situación es insostenible. El amor no se trata de posesión, sino de todo lo contrario.
Cuando amas a alguien de verdad, deseas, ante todas las cosas, la absoluta felicidad de la otra persona. Sin embargo, hay algo que tengo que decirte respecto a esto: tú solo eres parte de tu propia felicidad. De nada sirve querer ver mucho a la otra persona o sentir celos de que ella pase tiempo con otra gente. Si de verdad la amas, desearás con todas tus fuerzas que se lo pase bien, aunque, en ocasiones, tú no formes parte de sus planes. Tú decides como quieres tomarte esto, pero ¿sabes qué? que a nadie le va a importar más que a ti, así que en tu mano está que te lo tomes como mejor te haga sentir.
La conclusión parece clara. No importa lo que quieras amar, puesto que para hacerlo, irremediablemente primero deberás quererte a ti.