A lo largo de nuestra vida se nos presentan múltiples situaciones inevitables que nos exigen hablar en público, bien en el trabajo, en la escuela, en la universidad o bien en algún evento social como una boda o cualquier celebración.
No a todos nos tiene por qué gustar hablar en público ni tampoco tiene por qué dársenos bien. No obstante, si ahora mismo estás leyendo esto, posiblemente sea porque consideras que, en estos momentos, tus competencias a la hora de hablar en público no son muy buenas, pero, irremedieablemente, pronto deberás hablar en público y quieres hacerlo de la mejor manera posible.
No tienes nada de qué preocuparte.
En la mayoría de estas ocasiones nos vemos exigidos hablar y transmitir al público aunque no nos apetezca nada, y aunque no todos nacemos con el don de la oratoria, afortunadamente todos podemos desempeñar esta función de manera plenamente efectiva.
Repasamos cuáles son las técnicas que usan los mejores oradores para que sus exposiciones enamoren a cada uno de sus oyentes, y te contamos cómo debes poner en práctica una serie de mecanismos y herramientas que te permitirán acercarte a los oyentes como nunca antes habías podido imaginar.
Hablar en público no siempre es una tarea sencilla, y lo que normalmente convierte esta tarea en una verdadera pesadilla es el miedo o la ansiedad que nos genera exponerenos ante los demás.
Este tipo de ansiedad tiene que ver generalmente de manera directa con el grado de autoconfianza y seguridad con uno mismo, ya que implica poner de manifiesto algunas capacidades personales y la percepción que tenemos de las mismas ante los demás.
La situación se suele repetir asi: En tu cabeza repasas una y otra vez todas las palabras que vas a pronunciar. Has pensado exactamente lo que tienes que decir y cuándo lo tienes que decir para que se entienda justamente lo que quieres transmitir. Incluso has considerado algunos chistes para que tus oyentes vean que eres una persona divertida. Sin embargo, conforme se acerca el momento de la verdad empieza esa sensación incómoda que recorre todo tu cuerpo. De repente te ves ante un grupo de personas con los ojos clavados en ti. Atentos a cada palabra que puedas decir y a cada movimiento que puedas dar. Te empiezas a bloquear y, al final, intentas acabar con esa situación lo antes posible, terminando con la sensación de no haber transmitido correctamente tus pensamientos.
¿Cómo hacer frente a esto?
Debes saber que el orador es un protagonista que tiene la oportunidad de crear un escenario de atención hacia su discurso haciendo reflexionar a los oyentes y emocionarlos con el arte de la palabra.
De él depende que la conferencia que está realizando sea un aburrimiento o, por el contrario, una exhibición de leyenda desde la primera palabra hasta la última.
El hablante se convierte en un artista de la dialéctica ofreciendo al público un espacio de reflexión e introspección, pero tratando de mantener su atención desde el comienzo, hasta el final.
Podemos poner el ejemplo de una película. La historia que nos cuenta es relevante pero lo que determina su aceptación por parte de los espectadores es la forma en cómo nos cuenta el relato. Bien podemos ver una película con un argumento muy interesante pero si la manera de contárnosla no es conmovedora y no consigue despertarnos ningún tipo de emoción, no nos resultará atrayente y previsiblemente no volveremos a verla nunca más.
En cambio si lo que nos está mostrando logra conectar de algún modo con nosotros o hace que nos sintamos identificados con algún personaje o alguna situación de nuestra vida, ésta resultara exitosa.
Tipos de hablantes: ¿sabes cuál eres tú?
Hay diferentes tipos de hablantes en una exposición, cada uno con unas características y peculiaridades.
Tipo A: El miedo personificado
En esta primer categoría encuentran una gran mayoría de individuos que el hecho de hablar en público le aterra.
Este tipo de personas dudan de sus capacidades y tienen una autoconfianza mínima.
Cuando se enfrentan a una multitud se ponen nerviosos, tartamudean, se quedan en blanco simplemente no son capaces de pronunciar ninguna palabra.
El discurso suele ser pesado y no suele suscitar ningún tipo de interés en el público, el cual deja de prestar atención al poco tiempo de comenzar.
Tipo B: Los maestros de la palabra
En este bloque se encuentran los líderes de la oratoria.
Parece que han nacido para predicar a los demás.
Este tipo de personas se expresan con seguridad, se sienten cómodos y disfrutan hablando, teniendo muy claro lo que quieren decir.
Son capaces de llegar al público haciendo que se identifiquen con lo que dice y evocando una serie de sentimientos que hacen que se cree una conexión entre el hablante y los oyentes.
La situación resulta muy amena y positiva.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que nadie nace sabiendo hablar ni con unas capacidades innatas para la exposición en público. Esta serie de destrezas son un ejercicio de práctica que se pueden adquirir trabajándolas y ganando confianza.
Y es que “orador es aquel que dice lo que piensa y siente lo que dice”. William J. Bryan.
Los 7 trucos infalibles para hablar en público de manera exitosa
El arte de hablar en público no es un don, ni una cualidad que se nace con ella, sino una habilidad que se va adquiriendo poco a poco con práctica y constancia.
1. Seguridad en ti
Al hablar transmites la seguridad que tienes contigo mismo, por ello es importante que trabajes en tu autoestima y te valores de manera positiva identificando cuáles son tus puntos fuertes para potenciarlos y sacarles provecho. Cuando adquieres confianza en ti el miedo no puede frenarte dado que tú eres más fuerte que él.
2. Acepta el miedo
No debemos huir del miedo, sino aceptar que forma parte de nosotros y es algo biológico natural.
Cuando nos exponemos delante de una multitud de personas el cerebro se activa de manera que cree que nos encontramos ante una situación de peligro liberando adrenalina que generan respuestas fisiológicas como sudoración o temblor.
Tranquilidad, se trata de algo normal, una vez que adquiramos un poco de práctica este va a ir desapareciendo poco a poco.
3. Respira
Procura no inhalar rápidamente porque esto hace que te aceleres y te puedes hiperventilar.
Controlar la respiración nos hace controlar el pánico y la ansiedad. Aprende a respirar despacio y profundamente, esto te hará sentirte más relajado y te resultará más fácil expresarte.
4. Prepárate
Planifica tu discurso teniendo muy claro lo que quieres decir:
- Usa frases sencillas y cortas para ser más cercano y llegar a la audiencia.
- Cambia palabras complejas por aquellas que te den seguridad al decirlas.
- Organiza por apartados e ideas principales que te permitan tener un esquema general.
5. La técnica del espejo
Colócate enfrente de un espejo para ensayar. Analiza tus gestos y la forma de moverte en el espacio. Mira el tono de voz que empleas si es constante, si hay variaciones en la intensidad y en dónde las haces.
Repite una y otra vez probando diferentes formas y cambiando algunos detalles que consideres oportunos. También puedes grabarte mientras ensayas y luego verte como s fueras un espectador.
Otra opción es que lo ensayes delante de algún amigo familiar para que te dé su opinión. Cuando hayas repetido varias veces tu presentación te sentirás más cómodo ya que lo irás dominando.
6 Mantén el contacto visual
Mirar al público a los ojos representa seguridad en tu discurso. Transmite veracidad a tus palabras porque crees en lo que estás diciendo.
Para muchos puede resultar muy difícil dirigir la mirada hacia el público, sin embargo esto ayuda a conectar con ellos y resulta una técnica muy efectiva.
Al principio puede parecer imposible pero con un poco de práctica lo conseguirás sin ningún problema.
7. Aprende de los maestros
Visualiza videos de charlas o conferencias de buenos oradores. Mira cómo se expresan y cómo se dirigen al público. Tener buenos referentes es ideal para realizar nuestra exposición con éxito.