Como con la grasa más rebelde, la manera más efectiva de acabar con la estupidez casi siempre es saliendo a correr.
Bien por nosotros mismos, bien por los demás, todos hemos sido víctimas de la estupidez alguna vez en la que, irremediablemente, todo acabó mal. Nos hemos prometido a nosotros mismos una y mil veces que eso no volvería a pasar, pero ¿lo has conseguido?, ¿que algo vaya mal es nuestra responsabilidad o es causa de la estupidez de otros?, ¿de verdad se puede evadir la estupidez de manera real y efectiva?
Vivimos en un mundo lleno de peligros: coches a toda velocidad por nuestras calles, macetas que amenazan con precipitarse sobre ti en los bordes de los balcones o una acera recién fregada por la cajera de un Covirán son tan solo algunas de las temeridades que debemos afrontar en nuestro día a día como genuinos ciudadanos.
Es imposible evitar todos los peligros, ya que la mayoría de las veces ni siquiera podemos anticiparlos.
Sin embargo, aún existe algo que podemos hacer: descubrir quiénes son los responsables más directos y anticipar sus movimientos. La mayoría de las ocasiones, los causantes de estas inncesarias situaciones de riesgo suelen ser personas dominadas por un mínimo denominador común elevado a una potencia muy alta: la estupidez.
La estupidez está en todas partes y solo un estúpido no se daría cuenta de eso.
Si algo tienen de peligroso los estúpidos es que la mayoría de las veces no les prestamos atención y acabamos subestimando el poder de la estupidez pensando que ignorando a ese individuo ya estamos a salvo, pero, piénsalo, ¿hay algo más peligroso que un grupo de idiotas donde su única característica destacable es que para ellos no existen las normas ni las reglas?
Es conveniente saber siempre con qué clase de persona te encuentras, porque de estar con un estúpido sería señal inequívoca de peligro inminente.
En este punto hay algo que debes saber: la estupidez no tiene cura.
La buena noticia es que podemos prevenir todos sus efectos si somos conscientes de cómo se manifiesta y de cuáles son sus formas más comunes de representarse.
Con lo que leerás a continuación descubrirás una manera práctica y real para evitar ser un estúpido desde hoy mismo y, al mismo tiempo, esto servirá para que los demás tampoco lo sean en exceso.
Para darse cuenta de la importancia que ha tenido la estupidez en nuestra Historia, tan solo hay que echar un vistazo a la teoría que lleva su nombre.
Estudiar la estupidez de manera empírica como una verdadera ciencia, y conocer cómo son y cómo actúan estos sujetos, nos permitirá detectar quiénes son las personas más estúpidas que nos rodean y qué hacer si nos topamos de bruces con un caso grave de estupidez crónica.
Entender la estupidez resulta vital para saber cómo puedes hacer frente a los estúpidos que, sin remedio, irán apareciendo en tu camino a lo largo de tu vida y así evitar las terribles consecuencias que puedan ocasionar, o al menos poder minimizarlas.
Fue en una clase de filosofía del instituto cuando oí hablar por primera vez de la Teoría de la estupidez.
El profesor nos explicó que su creador se llama Carlo Mario Cipolla y que, para él, los estúpidos suponían una amenaza tan grande, que no dudó en estudiarlos a fondo para poder clasificarlos.
Mi profesor utilizó unos personajes muy conocidos por todos para que lo entendiésemos con mayor facilidad. Voy a utilizar esos mismos ejemplos para ilustrar este artículo y para hacer honor a ese gran día en el que cambió mi vida.
Tan solo sigue leyendo para conocer el legado que nos dejó Cipolla.
Explicación razonable de la Teoría de la Estupidez Humana
Básicamente, la Teoría de la estupidez viene a clasificar a las personas en cuatro grandes grupos:
- Los inteligentes
- Los desgraciados
- Los estúpidos
- Los malvados
Cada uno de nosotros pertenece a uno de estos grandes grupos en cada situación.
Todo dependerá del contexto de lo que nos esté sucediendo. Unas veces actuaremos como miembros del grupo de los malvados, y otra como los inteligentes, como desgraciado o como estúpido.
En cualquier caso, tu grupo será en el que pasas más tiempo. Si detectas que alguien pasa demasiado tiempo en el grupo de los estúpidos, entonces no hay nada que puedas hacer, es alguien estúpido y disfruta siendo así, pero ¿cómo detectar a un estúpido sin lugar a dudas?
Las 5 leyes que confirman que la estupidez está más cerca de lo que imaginas
Cipolla era muy claro. Había identificado a un grupo de individuos potencialmente devastador e imprevisible. En base a sus observaciones, dedujo las siguientes leyes naturales:
1. – Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación.
Esto significa que por muy en alerta que nos mantengamos, siempre habrá un estúpido que aparecerá para sorprendernos.
2. – La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona.
Cualquiera puede ser un estúpido. No importa si eres un premio Nobel o un asesino en serie. Puedes ser estúpido en cualquier caso dependiendo del contexto.
3. – Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.
El colmo de la estupidez es que no proporciona beneficios a nadie, lo que significa que con un estúpido cerca, todos acabaremos perdiendo. La única solución es evitar la estupidez tanto como podamos.
4. – Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
Es decir, que si nos juntamos con estúpidos sabiendo que lo son, es que nosotros también lo somos.
5. – Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.
La única solución es huir.
Pero volvamos a prestarle atención por un momento a la ley Número 3 de la Teoría de la Estupidez:
Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.
De lo anterior podemos sacar la conclusión de que existen dos indicadores para entender a los humanos:
- Lo que un individuo es capaz de causar en él mismo
- Lo que un individuo es capaz de causar en los demás
En cada una de nuestras acciones se producen dos efectos. Uno es los beneficios y costes que nos produce a nosotros mismos y, por otro lado, los beneficios y costes que causamos en los demás.
En este caso, los beneficios y costes determinarán la satisfacción general realizada. Entendemos que lo que nos interesa es que los beneficios sean altos, tanto en lo que hacemos por nosotros mismos, como lo que esa misma acción supone para cuantos más mejor.
La ausencia de beneficios, la mayoría de las veces supone costes.
Representado gráficamente obtenemos cuatro grandes grupos de individuos enfrentados entre sí.
- Inteligentes: Son los mejores. Hacen el bien para ellos mismos y además benefician a quienes les rodean. Por ejemplo, Doraemon es alguien inteligente. Es capaz de ayudar a los demás de manera que todos salgan ganando. Ser inteligente no significa que todo te vaya bien, puesto que irremediablemente te encontrarás con personas que pertenecen a otros grupos y que, como las leyes de la estupidez dictan, te afectarán de alguna manera, ya sea a tu favor o en tu contra.
Pertenecer al grupo de los inteligentes no siempre será fácil, en cualquier momento puedes perder el control y pasar a estar en cualquiera de los otro grupos sin darte cuenta. - Desgraciados: Los desgraciados se caracterizan porque siempre hacen que los demás consigan algo sin salir ellos beneficiados. Y no solo no ganan, sino que la mayoría de las ocasiones acaban perjudicados. Es el caso de Nobita, donde, al final, sus intervenciones solo sirven para que todos se aprovechen de él y que este desgraciado siempre salga perdiendo y necesitando la ayuda de alguien en mayor predisposición de actuar de manera inteligente, como Doraemon.
- Estúpidos: El grupo que da origen a esta teoría y del que nacen todos los demás. Nadie quiere pertenecer al grupo de los estúpidos. Si eres alguien estúpido significa que causas el mal, tanto a ti como a los demás. Lo lógico es querer salir de aquí cuanto antes pero, la mayoría de las ocasiones, la propia estupidez lo impide. Homer Simpson puede ser considerado uno de sus miembros más honorarios, puesto que pocas veces consigue nada positivo, ni para él ni para los demás. Mejor mantener lejos a este tipo de personas antes que lidiar contra su indomable estupidez.
- Malvados: Sin duda, mucho mejor ser malvado que estúpido o desgraciado. ¿Por qué se caracterizan las personas malvadas? Por conseguir lo que quieren perjudicando a los demás. El Sr. Burns es un estupendo ejemplo de este tipo de persona. No le preocupa pasar por encima de quien haga falta para lograr sus objetivos, pero al menos suele conseguir algo bueno para él mismo (o eso piensa él).
Síntomas de la estupidez: detectando a un estúpido en cuestión de segundos
La estupidez es inmóvil, pero tú no tienes por qué serlo.
Todos somos estúpidos alguna vez: No hay nada de malo en ser estúpido alguna vez. Todos lo hemos sido en alguna ocasión, y sin ninguna duda, también lo seremos en el futuro próximo.
Ser estúpido es algo natural, y aunque no te guste reconocerlo, tampoco importa demasiado ahora mismo, ya que seguramente las consecuencias no fueron tan terribles cuando lo fuiste, puesto que todo ha seguido su curso y aquello nos ha servido para adquirir la experiencia necesaria para no volver a repetir ese error nunca más.
Lo normal es que las personas aprendan a no tropezar dos veces con la misma piedra, aunque no siempre es así.
Se puede ser idiota desde siempre o desde hace un tiempo, o solo en ocasiones: Muchas veces, aunque hayamos asimilado que no volveríamos a tener el mismo error, el azar de las circunstancias nos vuelve a empujar al grupo de estúpidos. Lo importante es saber que no lo somos precisamente porque aún lo consideramos un error.
Si en un grupo de personas hay un idiota, es muy posible que todos los demás también lo sean. Las tres características que suelen definir a todo ser estúpido son las que siguen:
- No tienen miedo a que los demás juzguen sus actos. Precisamente porque ellos no dedican ni un segundo a “juzgar lo que les está ocurriendo”. Un estúpido siempre encontrará una excusa que justifique que él actuó con inteligencia, aunque los hechos sentencien que claramente no fue así.
- Hablan pero no escuchan. Por lo general, un estúpido crónico solo se escucha a sí mismo. No importa lo mucho que lo intentes o lo alto que lo digas. No funcionará. Puedes asumir que tus esfuerzos pueden ser aprovechados para algo mejor o, simplemente puedes acabar en la extenuación intentando corregir al estúpido, sus acciones y sus consecuencias.
- Nunca admitirán que son estúpidos. Para ellos, los estúpidos siempre son los demás. Esta es la regla número 1 del estúpido. Nadie se considera estúpido a sí mismo, por lo que los estúpidos son precisamente aquellos que siempre tratan de hacerse ver como los más listos, cuando la realidad es que nadie recuerda que hicieran algo bien.
Si crees que conoces a alguien que el 99 % del tiempo cumple con lo anterior, no te preocupes, a continuación te cuento la única solución efectiva contra la estupidez:
No hay nadie más inteligente que quien se mantiene lo más lejos posible de la estupidez
Sabiendo que estás frente a alguien a quién no le importa lo que opinen de él, que no es capaz de interesarse por lo que le dices y que no reconoce sus propios errores de manera natural llegamos a la conclusión de que la única manera de combatir la estupidez y ganar es alejándose de ella.
Pocas veces es posible que seamos capaces de desestupidizar a alguien. Cuando alguien pasa mucho tiempo en el grupo de la estupidez, es porque él mismo lo ha decidido así, aunque trate de negarlo por todos los medios. De nada sirve atribuir responsabilidades a un estúpido. Recuerda que el peligro no es él, sino su propia estupidez.
¿Por qué debemos perdonar siempre a los estúpidos?
A pesar de todos los inconvenientes que conlleva tratar o concurrir cerca de este tipo de personas, en todo momento debemos ser conscientes de que los mayores perjudicados por la estupidez son los propios estúpidos.
Nadie más que ellos se verán en peores situaciones a causa de la estupidez, así que la primera cosa que debemos hacer para no caer en la trampa consiste básicamente en saber que todos podríamos ser él.
Relativizar y no darle mayor importancia a algún acto estúpido es el remedio número 1 para erradicar con un golpe de efecto cualquier tipo de estupidez.
Mostrar compasión y condescencia a quienes aquellos que alguna vez sufran de estupidez no solo nos hará ser menos estúpidos a nosotros mismos, sino que los propios aquejados también podrán beneficiarse de los actos inteligentes que sucedan a su alrededor tomando nuestra conducta como un ejemplo de inteligencia a seguir.
Recuerda siempre que los actos pesan más que las palabras, y en cualquier caso, son los primeros quienes determinan si alguien es o no irremediablemente estúpido.
Protocolo anti-estupidez: Instruciones paso a paso para mantener la estupidez bien lejos de nuestra vida
Cuando creas que alguien es estúpido de verdad, alejarse de esa persona no significa haber sido vencido por el estúpido, sino que optas por el camino más rápido para acabar con la estupidez cuanto antes. No obstante, lidiar con un amante de la estupidez en determinadas circunstancias de la vida puede ser algo complicado y agotador si no sabemos bien cómo abordar este terrible virus. Sin duda alguna, considero urgente que todo el mundo conozca las siguientes recomendaciones para estar prevenidos para cuando llegue el momento -que llegará- de enfrentarse al próximo estúpido que aparezca de la nada.
1. – Dale toda la razón en todo lo que te diga aunque sepas que no la tiene en absoluto
Los estúpidos son felices cuando les dan la razón. Este es uno de los signos más característicos de la estupidez: siempre creen que lo que piensan es la única descripción de la realidad que existe y lo peor de todo es que están absolutamente convencidos de ello. Para estas personas no existen las medias tintas, las cosas son siempre blancas o negras: o están alegres o están tristes, o están de buen humor o están enfadados, o algo sale bien o sale mal. Son molestos porque, además, se pasan el día quejándose por todo. Recordar una y otra vez algo que te ha hecho sentir mal tan solo para confirmar que te ha hecho sentir así es una pérdida de tiempo que solo los estúpidos son capaces de asumir. Recuerda que no te importa lo que piense de ti alguien estúpido, así que no debes sentirte mal por asentir a todo lo que te dice con tal de no multiplicar los efectos de su estupidez de manera voluntaria. Los no-estúpidos tienen la capacidad de aceptar cualquier punto como válido ya que realmente lo es, así que tan solo acepta su discurso, aunque no lo compartas, sin tratar de convencerlo de su error, y todo te saldrá bien.
2. – No hagas caso a nada de lo que dice pero hazle pensar en todo momento que él es el genio
Los estúpidos lo saben todo, menos que son estúpidos. Te podrán hablar de cualquier cosa con total convencimiento y jamás aceptarán otra versión como razonable. Hablar en presencia de la estupidez puede consumir muchísimas de tus energías si no sabes bien cómo funciona este mal, así que lo mejor que puedes hacer cuando la detectes es entender que en un combate frente a la estupidez, tú siempre eres el perdedor si no actúas como inteligente. No tomarse nada como algo personal y comprender y aceptar que existen diferentes puntos de vista son los aspectos que marcan la diferencia entre alguien estúpido y alguien que verdaderamente no lo es.
3. – Mantén la calma, pero trata de salir de esa situación tan pronto como puedas
Pasar mucho tiempo en un ecosistema de estupidez no es recomendable para nadie. No solo por los peligros que atañe estar cerca de alguien estúpido en materia de seguridad, sino que en ciertas condiciones su contagio también es posible y muy probable. La realidad es esta: pasar demasiado tiempo con un estúpido te convertirá, antes o después, en estúpido a ti. Recuerda que la estupidez es una enfermedad muy contagiosa, así que ante ella, lo mejor es escapar sin mirar atrás.
4. – Bajo ninguna circunstancia, jamás de los jamases, sigas las instrucciones de un estúpido
Tratamos de ser buenas personas por naturaleza y, en ocasiones, esto nos juega malas jugadas. Ya dicen que el roce hace el cariño, y eso es así aunque no sea con el ser más inteligente del planeta. Muchas veces nos reconforta saber que los demás toman decisiones apropiadas y nos dejamos llevar por ellos. Sin embargo, si ya te consta que esa persona tiende a la estupidez, lo mejor será que ignores lo que te dice y que te dejes llevar únicamente por tu propio criterio. No olvides que el sano juicio, la sensatez y el pensamiento crítico son los rasgos que mayormente prejudicados se ven por la estupidez.
5. – APEI: Alerta permanente ante estúpido inminente
Que sean estúpidos no quiere decir que sean dóciles y relajados. Te aseguro que inquietar o perturbar a un estúpido puede conllevar consecuencias tan impredecibles como catastróficas. Muchas veces ni siquiera sabemos que estamos ante él, así que debemos ser conscientes de ello e intentar no hacer ni decir nada que pueda alterar al estúpido. Recuerda que, ante un estúpido, el menor gesto o el más insignificante malentendido puede ser el desencadenante de alguna situación que evidentemente no te apetece presenciar. Si prefieres evitar conextos temerarios, ridículos, vergonzosos o denigrantes, lo mejor que puedes hacer es no llamar la demasiado la atención atención del sujeto afectado por la estupidez. Tu prioridad debe ser tu integridad, de manera que una de las fórmulas más efectivas que siempre han existido para salvaguardar nuestras vidas consiste simplemente en mantener tranquilo y sosegado al sujeto infectado con la estupidez y manteniendo en nuestra mente que cualquiera de nosotros puede ser estúpido alguna vez.
Espero que con este manual anti estupidez consigas una vida más tranquila y en paz. Todos lidiamos con algún estúpido de vez en cuando, así que entiendo cómo te podías sentir. Ahora ya sabes que no hay de qué preocuparse, ¿o sí?