La timidez es una característica de la personalidad que influye en el comportamiento de la persona y condiciona inevitablemente las relaciones sociales limitando el desarrollo social del individuo.
Es una sensación que experimenta la persona cuando se expone a ciertos contextos sociales y consiste en la incomodidad y la imposibilidad de disfrutar plenamente y de desarrollar sus habilidades interpersonales con satisfacción.
Este miedo constante y persistente de realizar alguna acción concreta delante de otras personas crea un sentimiento de inseguridad que bloquea al sujeto y le dificulta a la hora de mantener una conversación o un acercamiento a los demás scon fluidez y naturalidad.
La timidez puede ser prolongada y persistente o puede ser circunstancial.
Puede aparecer en situaciones concretas que el sujeto no controle y que se salgan de su rutina habitual, tales cómo, por ejemplo, cuando se le presenta ante un grupo de personas que no conoce. En este caso es probable que la timidez vaya desapareciendo a medida que avance el tiempo e interactúe con ellas.
Estas personas viven dependientes de las opiniones de los demás, creen que su opinión no tiene valor y que, por lo tanto, no tiene importancia. La timidez no es una enfermedad pero cuando es aguda puede desembocar en una infinidad de problemas en el día a día generando aislamiento social.
¿Si aumento mi autoestima se reducirá mi timidez?
Los pensamientos característicos de las personas tímidas son pensamientos negativos del tipo “yo no sirvo”, “yo no puedo”, “yo no soy capaz”, “yo no valgo”, etc.
Todas ellas inmovilizan a la persona cuando va a llevar a cabo cualquier tipo de acción y más concretamente si es un acto social.
Estas frases son muy conocidas, ya que, la baja autoestima también las relata.
Las personas tímidas huyen de las interacciones sociales porque creen que no pueden aportar nada interesante, es decir piensan que no valen nada y que son poco interesantes. Estas autopercepciones son las ramas del árbol de la baja autoestima.
En definitiva, estas valoraciones negativas hacia la propia persona hace que aumente la vulnerabilidad a las críticas y opiniones externas.
Por esta razón, las personas tímidas prefieren ocultarse, pasar desapercibidas y mantenerse en un segundo plano para que nadie las juzgue, ya que son totalmente dependientes del criterio de los demás.
Muchas personas piensan que el hecho de ser tímido no va a cambiar nunca, ya que han nacido de esta manera. Pero lo cierto es que sí puede cambiarse este aspecto mediante un trabajo constante y largo de modificación del pensamiento y la conducta.
Tomando consciencia de los pensamientos erróneos y superando determinados bloqueos emocionales podemos superar la timidez en menos tiempo del que imaginamos.
“La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión social que desemboca en la soledad.” Pablo Neruda.
¿Cómo se siente realmente una persona negativa?
A continuación vamos a exponer una serie de rasgos que caracterizan a las personas tímidas.
- Autoevaluación negativa. Estas personas con baja autoestima consideran que son inferiores a los demás, que no son aceptados socialmente y se expondrían al ridículo en el caso de intentar socializarse.
- Tienden a ruborizarse con gran facilidad. Cualquier opinión o palabra que alguien le diga les hará avergonzarse y sentir una gran incomodidad ya que su autoconfianza es muy baja.
- Incapaces de dar su opinión. No son capaces de expresar abiertamente sus pensamientos o deseos, de manera que suelen castigarse con ideas como “debería haber dicho esto” o “tenía que haber actuado de esta forma”. No son capaces de defender sus argumentos y pueden actuar de manera pasivo-agresiva, o dar su opinión a las espaldas de quien debe escucharlas.
- Muestran introversión. Generalmente la persona tímida intenta pasar de manera inadvertida. Evitan el contacto visual, su postura es encogida y su tono de voz muy bajo. Se limitan a quedarse en silencio y observar a los demás pareciendo estar de acuerdo con lo que opina la mayoría. Procuran quedarse apartados en situaciones públicas y son incapaces de integrarse en un grupo.
- Pueden tartamudear, temblar, enrojecerse o comenzar a sudar si intentan hablar cuando están en situaciones sociales debido a la elevada tensión a la que están siendo expuestos.
- Excesiva atención en sí mismos. Suelen estar muy centradas en sus propias emociones y pensamientos que en el exterior. De esta manera cuando se ponen nerviosos en situaciones sociales son conscientes de lo que sucede y esto hace que aumente su inseguridad y nerviosismo.
- Desmesurada preocupación. Son excesivamente sensibles a las críticas y las opiniones de los demás, tanto que las informaciones que pueden recibir los paralizan y les impiden tomar decisiones en cualquier tipo de relación interpersonal.
- Muestran elevados niveles de ansiedad que experimentan al someterse a situaciones que le incomodan y le generan estrés, llegando en casos extremos a dar lugar a una crisis de ansiedad.
- Cuando mantienen contacto con alguna persona procuran mantener distancia, el lenguaje no verbal aparece de forma que suelen mantener los brazos cruzados (una forma de ocultarse), o procuran evitar el contacto físico.
- Lenguaje negativo hacia ellos mismos. Cuando se describen utilizan palabras negativas, se culpabilizan de todo lo que sucede y son incapaces de reconocer si hacen algo bien destacando sus fallos y errores.
- Son fácilmente manipulables. Acceden a las proposiciones de los demás aunque esto les afecte negativamente, con tal de ser aceptados y agradar.
Timidez, ¿por qué a mi?
La edad en la que aparece la timidez suele ser entre los 5 y los 7 años. Se prolonga hasta la adolescencia donde se vuelve un mecanismo sistematizado debido a que en este periodo el individuo tiene mayor consciencia de sí mismo (autoconcepto). En este periodo se hace patente la vertiente social y la necesidad de aceptación por su grupo de iguales, por ello actúa en consecuencia de agradar y dar una imagen favorable hacia los demás. Aquí es donde se determina la decisión de un proceso normal de maduración del individuo en relación con su entorno, o por el contrario un problema crónico que desemboca en aislamiento social.
Este problema tiene causas de diferente tipo entre las que podemos encontrar:
- Causas genéticas: Según algunos estudios científicos se ha descubierto la predisposición hacia la timidez relacionada a un gen de la personalidad, creando las ideas de miedo hacia las relaciones sociales. Sin embargo, este gen es solo un condicionante, por lo que si se dan unos factores adecuados de entorno social y psicológico no tiene por qué manifestarse.
- Causas físicas: Cualquier tipo de enfermedad que afecte a la salud del individuo, ya sea genética o adquirida, puede afectar a la personalidad de la persona remarcando las diferencias con el resto y viendo sus limitaciones. En este aspecto los padres ejercen un papel desencadenante en actitudes tales como la sobreprotección y el cuidado de ellos obstaculizando que se relacionen con los demás de manera corriente.
- Causas psicológicas: La diversidad de estímulos que recibe una persona en su infancia hacen que se consolide su personalidad. Por ello los niños con padres sobreprotectores, exigentes o autoritarios pueden provocar que el niño se sienta inseguro, con baja autoestima e incapaz de desarrollar habilidades sociales a la hora de relacionarse con otras personas. También determinados sucesos o hechos traumáticos pueden marcar la identidad y hacer que una persona que antes no fuera tímida comience a actuar y sentirse como tal.
Además de estas causas, la timidez suele ser una conducta aprendida, por lo que se recalca la importancia de que puede ser desaprendida y llevar a cabo una conducta contraria.
Los padres son los principales agentes socializadores de la vida de una persona, por lo tanto es importante que tengan en cuenta este aspecto y eviten actitudes como:
- Humillación: Las palabras negativas y despectivas hacia el comportamiento de los hijos hace que se fomente el autoconcepto negativo, por lo que es esencial educar desde el respeto y cuidar el lenguaje que se utiliza hacia ellos, ya que son especialmente susceptibles en este periodo.
- Severidad: Las continuas prohibiciones afectan a su sensación de libertad y aceptación de sus errores, así que es fundamental crear un diálogo acerca de por qué no deben realizar determinadas acciones y tener presente la tolerancia en todo momento.
- Falta de comunicación: Hablar sobre aquello que les frustra y que les hace sentir mal fomenta la aceptación de ellos mismos y la pérdida de vergüenza acerca de sus emociones favoreciendo la expresión de sentimientos y normalización de ellos.
Los 8 maravillosos pasos que te ayudarán a superar la timidez de una vez por todas
Las personas sometidas a su complejo de inferioridad y autosabotaje limitan su interacción con el resto de personas para evitar la crítica y los juicios hacia ella. Este hecho les provoca sentimientos negativos como frustración, impotencia y soledad. Por ello hay que ser consciente que este sentimiento de incapacidad es posible modificarlo y poder llegar a establecer relaciones sanas con los demás sintiéndonos bien y disfrutando de las personas. Aquí dejamos algunas técnicas para vencer la timidez y sentirnos realizados en el plano social y personal.
Detecta las causas de tu timidez
Identificar cuáles son los desencadenante de ésta es el primer paso para erradicarla. De esta forma si se localizan los pensamientos que originan la timidez te ayudará a detenerlos en el momento en que se manifiesten. Para esto te proponemos elaborar una lista de situaciones que te generen ansiedad y fobia social. Por ejemplo, ¿Cuándo sucede esto?, ¿con quién estoy cuando pasa?, ¿pasa siempre o solamente de manera ocasional?
Reconoce y acepta la timidez como parte de la personalidad de todo el mundo
Negar nuestras emociones y huir de ellas solo hace que se muestren con mayor intensidad. Hablar y expresar sobre tus sentimientos y reconocer tu timidez hace que se normalice la situación, ya que al expresarlos en voz alta consigues liberarte y quitarte la presión que llevas sobre la espalda si te esfuerzas en ocultarlo.
Reestructura tus pensamientos
Las personas tímidas tienen un patrón de estructura de pensamientos negativos en su cabeza. Estos pensamientos hacen que te sientas desvalorado y acomplejado. Para ello debes romper este hábito desafiando tu mente, es decir, cuando aparezcan se consciente de cada uno de ellos y ponles freno. La mayoría de estos pensamientos provienen de creencias irracionales tales como
- “Yo no valgo”
- “No les agrado”
- “Yo no sirvo”
Ten la idea de que aunque tu cabeza te los diga, no son reales, por lo que procura no escucharlos y busca la manera de ver la situación de forma diferente.
Opta por mantener una actitud abierta
Nuestro lenguaje corporal nos delata fácilmente, por ello un lenguaje corporal abierto envía señales de que estás disponible para entablar relaciones con los demás. Mantener el contacto visual, sentarse inclinado hacia delante, mantener los brazos y piernas abiertos y esbozar una pequeña sonrisa son algunos de los gestos que atribuyen sociabilidad. Este lenguaje determina la percepción que los demás reciben de nosotros y la manera de cómo nos relacionamos con nuestro entorno.
Háblale a tu espejo
Suena extraño pero hablar frente al espejo hace que practiquemos nuestra forma de comunicar y expresar nuestras ideas. Observa la forma en que interactúas, tus gestos y movimiento que realizas al hablar, luego imagina que estás hablando con otra persona y contempla la forma cómo actúas. Esto te servirá de ensayo para cuando te encuentres en situaciones sociales de forma que tu ansiedad desaparezca y aumente tu confianza.
Deja paso solo a pensamientos positivos
Hacer afirmaciones positivas acerca de nosotros mismos hace que inconscientemente se establezcan como creencias, de forma que resaltar nuestras cualidades y hablarnos de manera afectiva a la larga nos haga sentir mejor y nos haga creer nuestros valores y virtudes.
Cuídate de ti como de nadie
Dedicarte tiempo, cuidar tu alimentación y realizar ejercicio físico hace que nos encontremos mejor a nivel físico y mental. El mensaje que nos damos cuando nos tratamos con cariño y nos cuidamos es el de “yo importo”. Dedica tiempo a realizar aquello que te guste y que te haga sentir bien. Recuerda que nadie te puede querer como tú y por eso debes empezar a conquistarte cada día.
Recuerda que la única aceptación que necesitas es la tuya
Sé independiente de las opiniones externas y nos busques la aprobación de nadie. Si haces algo, hazlo por ti mismo, por sentirte bien y darte valor. Ser independiente y no necesitar a nadie es un signo de fortaleza.